JORNADAS CONFEDERALES DE ESCUELA RURAL.
Entre los días 1 y 4 de noviembre, la Confederación
de STEs ha realizado en Tapia de Casariego (Asturies), con el SUATEA como
anfitrión, unas jornadas específicas de análisis y perspectiva de la
Escuela en el medio rural, bajo el título: "Presente y futuro de
la Escuela Rural en el Estado de las Autonomías".
A partir del estudio y reflexión sobre el estado actual
de la institución escolar en dicho ámbito, más de medio centenar de
docentes procedentes de los diferentes territorios del Estado español
debatieron e intercambiaron experiencias y propuestas concretas de
actuación con representantes de Asociaciones de Madres y Padres,
Movimientos de Renovación Pedagógica, Plataformas Rurales y diversas
instituciones y organizaciones comprometidas en el desarrollo global del
medio rural.
No es casual la celebración de estas Jornadas
precisamente ahora, en un momento clave para nuestro sistema educativo,
cuando -salvo Ceuta y Melilla- todas las Comunidades Autónomas han
asumido competencias educativas y cuando desde el Gobierno central se
anuncian sustanciales reformas legislativas, en las que una vez más se
ignora la especificidad de la Educación Rural y se apuesta claramente por
la aplicación de políticas neoliberales que vinculan el concepto de
"calidad" a la rentabilidad económica y la "optimización
de recursos". Éste no es, no puede ser, el modelo educativo a
aplicar en el medio rural.
A tenor de la realidad contrastada en estas Jornadas,
la ordenación territorial y la planificación de los servicios públicos
(sanidad, educación...) siguen afrontándose desde las ciudades y con una
mentalidad unilateralmente urbana, sin profundizar en las características
propias de la ruralidad y barajando criterios economicistas que no
colman las expectativas de bienestar de los ciudadanos y ciudadanas que
residen en pequeños núcleos de población; y ello a pesar del
reconocimiento unánime del problema que representan el progresivo declive
demográfico, la despoblación y la dispersión en extensas regiones y
comarcas, así como la urgencia de acometer medidas que incentiven la
articulación territorial y ayuden a fijar la población en esas zonas.
Desde el compromiso activo por garantizar el derecho a
la educación en las mejores condiciones y en defensa de una Escuela
Pública para todos y todas, libre y compensadora (conviene aquí recordar
la escasa presencia de la enseñanza privada en las zonas rurales, donde
no encuentra la suficiente rentabilidad económica), la Confederación de
STEs ha establecido como uno de sus ejes prioritarios de acción sindical
para el presente curso la reivindicación de la especificidad de la
Escuela Rural, plasmada en la apuesta por la articulación y
legislación de un SUBSISTEMA EDUCATIVO RURAL y en la exigencia en los
diversos foros y mesas de negociación en que los distintos STEs estamos
presentes de políticas educativas específicas para este ámbito, en las
que el concepto de "inversión" supere al de mero
"gasto" y se apliquen criterios de discriminación positiva (con
ratios, plantillas, equipamientos e infraestructuras específicos y
generosos) y compensadora de desequilibrios territoriales y de
carencia de servicios, evitando políticas homogeneizadoras y repetidoras
del modelo urbano.
. La ordenación territorial de la escuela rural debe
realizarse a través de un mapa escolar integrado, fruto de la
participación real de toda la comunidad educativa, con memoria económica
y temporalización de inversiones, que contemple no sólo la red de
centros en que se imparten las enseñanzas obligatorias
(Infantil-Primaria-ESO), sino también las redes de enseñanzas
post-obligatorias (bachilleratos y ciclos formativos de FP), la Educación
de Personas Adultas, las Enseñanzas de Régimen Especial, los diferentes
servicios educativos (Equipos Psicopedagógicos y de Orientación, Centros
de Recursos e Innovación Educativa, Centros de Profesores) y
complementarios (transporte y comedor escolares, residencias de secundaria
y escuelas-hogar, oferta amplia de actividades extraescolares y garantía
de apertura de los centros para su uso sociocultural por la comunidad). Un
mapa en el que la localidad sea la unidad básica de planificación
educativa, priorizando el criterio de proximidad, y la zona educativa
(concejo, comarca, mancomunidad...) como garante de toda la oferta
educativa integrada.
Dada la multiplicidad de coyunturas y problemáticas
presentes en el medio rural, se imponen soluciones diversas. El
reconocimiento de la diversidad de modelos de escolarización en
Infantil-Primaria (escuelas unitarias, centros comarcales, escoles
petites, preescolar na casa) no impide nuestra apuesta clara por el modelo
CRA (centro rural agrupado), si bien constatando la necesidad de
replantear y reestructurar su aplicación por la desvirtuación a que ha
sido sometido y que ha ido diluyendo el compromiso originario de la
comunidad educativa por desarrollar un modelo alternativo rural
específico. Igualmente, la zona educativa debe garantizar la oferta de
educación secundaria obligatoria y post-obligatoria, con el IES
como referente; no obstante, pueden ser admisibles otros modelos
(secciones-IES sólo con ESO, centros integrados de infantil-primaria y
los dos ciclos de ESO, sin egebeización de estas enseñanzas), siempre
que cuenten con plantillas suficientes y estables, equipamientos e
infraestructuras que garanticen unos requisitos mínimos.
. Las plantillas han de contemplar el tutor de
primaria para cada escuela o aula (de infantil si es mixta
infantil-primaria), especialistas LOGSE (EF, MU, FI) y de atención a la
diversidad (PT y AL) y personal de apoyo itinerante que garantice las
labores de refuerzo y diversificación, la coordinación pedagógica, las
funciones directivas y de gestión administrativa, la participación y
organización en programas de nuevas tecnologías, apertura de centros,
biblioteca escolar y todo tipo de actividades extraescolares y
complementarias.
. La formación inicial debe contemplar
materias, didácticas, recursos organizativos y pedagógicos, historia y
sociología del medio rural, prácticas docentes en escuelas rurales y la
posibilidad de cursos post-grado o de la oferta de Escuela Rural como
asignatura optativa en los planes de estudio; de forma que esa formación
básica se adecúe a la realidad: aulas dispersas, grupos de alumnado con
todas las etapas y niveles educativos juntos, variedad de contenidos,
tiempos de trabajo, didácticas, acción tutorial, adaptaciones
curriculares y materiales a la realidad del pueblo o comarca, etc. La formación
permanente debe ofrecer programas, personal y recursos específicos,
que contemple la organización de equipos de zona y comarca, proyectos
comarcales de cooperación y dinamización que permitan la constitución
de grupos de trabajo, la innovación educativa y la investigación de la
escuela rural.
. La institución escolar de este ámbito debe contar
con reglamento de funcionamiento y organización propios, distinto
del de los centros urbanos; igualmente, debe reformarse la normativa de
los consejos escolares, de forma que contemple la realidad de la
escuela rural, con consejos escolares de localidad y de comarca o zona, en
los que se garantice la representación de madres y padres de todas las
localidades afectadas.
. Finalmente, desde la Confederación de STEs
reivindicamos una vez más el papel dinamizador de la escuela en su
entorno sociocultural, para lo que abogamos por la planificación de
actividades interinstitucionales que permitan estrechar relaciones entre
la escuela, las familias y las instituciones municipales, y a la vez por
el fomento del papel socializador y de arraigo al entorno que
ofrece la escuela unitaria o de pueblo.
Norberto Martín y Pedro Pigazo
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